estrategia de refuerzo estructural con fibras vegetales
ecuador
Gema Mariela Zamora Cedeño
universidad Católica de Cuenca
La pérdida del patrimonio ante un desastre natural puede llegar a definirse como negligencia y no puede ser justificada. Las ciudades declaradas como Patrimonio de la Humanidad, emplazadas en zonas sísmicas, experimentan una amenaza permanente e inminente que atenta contra ellas y su proceso histórico tangible. Con ello, producen la pérdida de la identidad de quienes los habitan y reconocen. En este contexto desalentador destacan los inmuebles construidos con técnicas y materiales ancestrales como el adobe, por sus limitantes para soportar los esfuerzos a causa de movimiento telúricos de alta intensidad y el incremento de vulnerabilidad. Por su parte, la realidad sísmica del Centro Histórico de Cuenca (Ecuador) contempla este tipo de desastre. El 28,17% de los inmuebles del Área de Primer Orden se encuentran en peligro debido al sistema constructivo deficiente, tal como la Iglesia de El Sagrario o Catedral Vieja. Se toma este edificio como caso de estudio, debido a su capacidad inferencial y relevancia histórica en la urbe. Además, entendiendo la problemática previa, las acciones de construcción de resiliencia son prioridad, y para ello, se plantea una estrategia de refuerzo estructural sísmico con carrizo (Phragmites australis). El objetivo es para reducir la vulnerabilidad sin comprometer los valores del inmueble, al cumplir con los criterios de autenticidad, mínima intervención, reversibilidad y compatibilidad. Este objetivo se alcanza mediante la investigación bibliográfica sobre el edificio y la temática, así como la documentación arquitectónica y la construcción de cuatro arquetipos; solo dos fueron pintados y reforzados para evaluar la efectividad de la metodología de intervención y de la propuesta de refuerzo. Los resultados fueron exitosos; se evidencia que esta estrategia respeta los criterios de conservación en un 87,32%, que los muros reforzados soportan 13,98% más de deriva frente a aquellos sin refuerzo, y que las fracturas reducen el ancho de abertura en un 88,18%. Es decir, la implementación del carrizo como refuerzo estructural mejora el comportamiento del muro y es apto para bienes patrimoniales.