Casa en el Aire
COSTA RICA
Arq. Marcela Carranza Vargas
COSTA RICA
Arq. Marcela Carranza Vargas
DISEÑO ARQUITECTÓNICO: Arq. Marcela Carranza Vargas, Ing. Juan Carlos Sotela Alfaro, Ing. Lidieth Acuña Escalante
DISEÑO ESTRUCTURAL: Ing. Juan Carlos Sotela Alfaro
DISEÑO ELÉCTRICO: Ing. Lidieth Acuña Escalante
DISEÑO MECÁNICO: Ing. Lidieth Acuña Escalante
ÁREA CONSTRUCCIÓN: 270 m2
UBICACIÓN DE PROYECTO: San Mateo, Alajuela
DISEÑO ESTRUCTURAL: Ing. Juan Carlos Sotela Alfaro
DISEÑO ELÉCTRICO: Ing. Lidieth Acuña Escalante
DISEÑO MECÁNICO: Ing. Lidieth Acuña Escalante
ÁREA CONSTRUCCIÓN: 270 m2
UBICACIÓN DE PROYECTO: San Mateo, Alajuela
Casa en el Aire se ubica en San Mateo de Alajuela, cuyo clima es Tropical. El encargo de los clientes fue un hogar impregnado de tranquilidad, luz, naturaleza, agua y aire.
Reinstaurar el propósito de la arquitectura, en cual el habitante es el centro y su bienestar a través de esta, su razón de ser, fue primordial.
La propuesta arquitectónica quiso trascender lo funcional y marcar desde lo psicoemocional al habitante en su hogar, el espacio íntimo donde este se desarrolla. Para lograr esto, el diseño promueve experiencias sensoriales placidas y variadas que buscan generar recuerdos gratos para sus usuarios, estimulando sus sentidos a través de los espacios, la luz, materialidad y la sinergia de estas variables y el entorno.
Se rescató el corredor como tradición y punto focal del proyecto al ser un espacio mágico, germinador de tertulias donde los habitantes conectan entre sí e intercambian ideas, pensamientos y solucionan conflictos, amores y guerras mientras disfrutan su hamaca, su mecedora y su banca o bien se deleitan en su soledad en serenidad. Los dos retos más grandes fueron, como proponer una casa para adultos mayores, en una propiedad con pendientes de hasta el 50%, sin incluir gradas y de un solo nivel y como lograr preservar un gran árbol, ubicado en el centro del lote, sin sacrificar ni el árbol ni la vista detrás de este.
Ubicar la casa detrás del árbol y plantearla en forma de L, permitió enmarcar la vista a las montañas del SE y el amanecer, integrar la copa del árbol existente a la vivienda y lograr la división de los espacios sociales e íntimos. Su fachada se entrevé entre las ramas. Al cruzar un puente que conecta la calle con el acceso, se revela el vestíbulo escondido. Esto a su vez produce una descompresión de lo público a lo privado.
Los materiales y las estrategias pasivas y vernáculas de la arquitectura de San Mateo se incorporaron en el diseño con el fin de responder a los retos del entorno, características del sitio y a las necesidades de los clientes.
Elevar la casa sobre pilotes fue táctica para:
• Facilitar el acceso de la calle a la casa y prescindir de gradas.
• Generar un corredor biológico que respeta la flora y fauna y minimiza el impacto de la huella de la casa sobre el terreno.
• Reducir la humedad.
• Evitar inundaciones.
El gran corredor en L, emblema arquitectónico de la vivienda, y los otros elementos y estrategias mencionados fueron la respuesta de diseño a una arquitectura tropical cada vez menos representada, en un contexto actualmente irrumpido por conceptos estéticos foráneos. Sus curvas sinuosas suavizan la transición entre espacios y los articula. Es a su vez filtro climático, al generar sombra durante las horas críticas de sol de la mañana y refugio de la lluvia durante los aguaceros. Otras estrategias empleadas fueron paneles verticales que se deslizan a lo largo del corredor y crean diferentes espacios y sombras y tapícheles de cedazo en el área social que generan ventilación cruzada todo el año.
Reinstaurar el propósito de la arquitectura, en cual el habitante es el centro y su bienestar a través de esta, su razón de ser, fue primordial.
La propuesta arquitectónica quiso trascender lo funcional y marcar desde lo psicoemocional al habitante en su hogar, el espacio íntimo donde este se desarrolla. Para lograr esto, el diseño promueve experiencias sensoriales placidas y variadas que buscan generar recuerdos gratos para sus usuarios, estimulando sus sentidos a través de los espacios, la luz, materialidad y la sinergia de estas variables y el entorno.
Se rescató el corredor como tradición y punto focal del proyecto al ser un espacio mágico, germinador de tertulias donde los habitantes conectan entre sí e intercambian ideas, pensamientos y solucionan conflictos, amores y guerras mientras disfrutan su hamaca, su mecedora y su banca o bien se deleitan en su soledad en serenidad. Los dos retos más grandes fueron, como proponer una casa para adultos mayores, en una propiedad con pendientes de hasta el 50%, sin incluir gradas y de un solo nivel y como lograr preservar un gran árbol, ubicado en el centro del lote, sin sacrificar ni el árbol ni la vista detrás de este.
Ubicar la casa detrás del árbol y plantearla en forma de L, permitió enmarcar la vista a las montañas del SE y el amanecer, integrar la copa del árbol existente a la vivienda y lograr la división de los espacios sociales e íntimos. Su fachada se entrevé entre las ramas. Al cruzar un puente que conecta la calle con el acceso, se revela el vestíbulo escondido. Esto a su vez produce una descompresión de lo público a lo privado.
Los materiales y las estrategias pasivas y vernáculas de la arquitectura de San Mateo se incorporaron en el diseño con el fin de responder a los retos del entorno, características del sitio y a las necesidades de los clientes.
Elevar la casa sobre pilotes fue táctica para:
• Facilitar el acceso de la calle a la casa y prescindir de gradas.
• Generar un corredor biológico que respeta la flora y fauna y minimiza el impacto de la huella de la casa sobre el terreno.
• Reducir la humedad.
• Evitar inundaciones.
El gran corredor en L, emblema arquitectónico de la vivienda, y los otros elementos y estrategias mencionados fueron la respuesta de diseño a una arquitectura tropical cada vez menos representada, en un contexto actualmente irrumpido por conceptos estéticos foráneos. Sus curvas sinuosas suavizan la transición entre espacios y los articula. Es a su vez filtro climático, al generar sombra durante las horas críticas de sol de la mañana y refugio de la lluvia durante los aguaceros. Otras estrategias empleadas fueron paneles verticales que se deslizan a lo largo del corredor y crean diferentes espacios y sombras y tapícheles de cedazo en el área social que generan ventilación cruzada todo el año.