MUTACIONES URBANAS
costa rica
Antonio Fernández Vargas
universidad VERITAS
Según Josh Sanburn (Time 2017) para el 2022 más del 25% de los malls en Estados Unidos cerrarán. En Costa Rica existen más de 1’400’000 m2 de centros comerciales, y el cierre progresivo de estos inició en la década del 2010. En 1993 se construyó el Mall Internacional, y rápidamente se convirtió en un sitio de compras gustado por los consumidores de Alajuela. Esto cambiaría en el 2016 con la construcción del City Mall a solo 50 metros del mall existente. El nuevo centro comercial absorbió gran parte de los locales comerciales del Mall Internacional, convirtiéndolo en un mall fantasma a 700m del centro urbano. Al estudiar las características típicas de un mall (de las cuales la mayoría afectan negativamente a la ciudad), surge la pregunta: ¿puede un espacio diseñado para un uso particular convertirse en su propia antítesis? Para responder esto, Mutaciones Urbanas plantea la adaptación del Mall Internacional a un espacio que revitalice el centro urbano con una arquitectura flexible y espacios adaptables a sus necesidades más afines con la ciudad: abierto, público, libre, inclusivo y permeable. Se pretende así crear nuevas dinámicas de convivencia a través de la interpretación de conceptos como la sección libre y programación mediante franjas (Koolhaas, Parc de la Villete). Amplios espacios arborizados reciben los flujos provenientes del centro urbano. Al cruzar una serie de plazas y atravesar el río, el usuario es recibido con una explanada que vestibula el acceso al auditorio. Los espacios públicos se organizan mediante franjas, alternándose entre usos fijos, como el skatepark, plazas con espejos de agua, parques y patios infantiles. A lo interno, el carácter mutante permite que se den mercados de PYMES, así como ferias, restaurantes, mercados gastronómicos, exhibiciones de arte, conciertos, o bien, en épocas de pandemia, hospitales tipo pop-up. Este programa variado se logra mediante la planta flexible y el uso de mamparas y paneles móviles que reconfiguran el espacio según se necesite. El proyecto funge como un conector urbano robusteciendo el eje central de la ciudad y estableciendo relaciones entre los actores del contexto: el City Mall, el Hospital San Rafael, el barrio y la grilla urbana. Al activar estos flujos e incorporar programas que promueven el sentido de comunidad, el proyecto logra hacer que el Mall Internacional, un cadáver urbano, mute y se convierta en su antítesis, reflejando la diversidad y riqueza oculta en estos espacios subutilizados.