transicional(es)
costa rica
Andrés Quesada Méndez
universidad de costa rica
Desde el 2010, se ha registrado un incremento en la cantidad de personas que pernoctan en calle en el país. A pesar de que los entes involucrados en temas sociales concuerdan en que debe atenderse el sinhogarismo, lo observado refleja una desarticulación entre las organizaciones, pero más preocupante aún, un apego a políticas obsoletas para la atención a personas en situación de calle (PSC); políticas que, por lo general, se establecen desde una perspectiva higienista. En respuesta a esto, el Modelo de Reducción de Daños llega a ser para esta investigación, un sustento teórico que trabaja desde un nuevo paradigma en el campo de la Salud. A partir de un estudio con enfoque etnográfico, se establecieron vínculos con PSC con el objetivo de enfocar la investigación en sus necesidades e intereses. No se trató de ‘estudiar al usuario’, mas de familiarizarse con la persona. Esta primera etapa significó en sí misma —y a nivel personal— una ruptura de estigmas y preconceptos propios de la sociedad en la que vivimos, la cual se articuló con una segunda fase de análisis físico-espacial del lugar, que se llevó a cabo a diferentes escalas. Esta inició con una delimitación a nivel cantonal del área a intervenir, hasta concluir con una fotogrametría (nube de puntos) del lote definido. Este acervo fue trascendente a la hora de respetar las condiciones existentes del sitio, luego de asimilar la relevancia que adquiere el ‘apego al lugar’ en las PSC y la forma en que ellas construyen comunidad. La propuesta arquitectónica recaba los aprendizajes del proceso mediante una reminiscencia de las cualidades físicas existentes del predio y un reconocimiento de las dinámicas de las personas en el mismo. Se buscó respetar los niveles de privacidad, hitos, configuración y en general la esencia del lugar. Finalmente, el documento ofrece una crítica hacia el quehacer de nosotros como diseñadores del espacio físico y el alto grado de respon¬sabilidad que conlleva el mismo, y en donde recae realmente el valor de la investigación —más allá de la propuesta arquitectónica—, en la medida en que por medio del diseño es posible comunicar una serie de mensajes que, si bien no son determinantes, pueden ‘gatillar’ efectos en las personas que habitan los espacios. Por medio de la arquitectura podemos ser cocreadores de estigmas que perpetúan la situación de vulnerabilidad de las personas o, por el contrario, podemos ser inclusivos y coadyuvar a una sociedad más participativa y empática.