RESTAURACIÓN TEMPLO EL CARMEN, SAN MIGUEL DE SANTO DOMINGO
Costa Rica-Guatemala
Arq. María Bernadette Esquivel Morales
Costa Rica-Guatemala
Arq. María Bernadette Esquivel Morales
El proyecto de conservación plantea la restauración del Templo El Carmen, como un detonante para conservar el vasto patrimonio en tierra del cantón de Santo Domingo de Heredia. El pequeño templo construido entre 1878 y 1879 con el sistema constructivo de adobe, se ubica en San Miguel, una comunidad rural, que hace 141 años se unió para levantar un templo con características únicas para la época: criterios estructurales en la colocación de los adobes, un vitral de entrada, columnas con forros tallados, cielos de madera pintados a mano, lámparas de bronce y cristal, imágenes religiosas y viacrucis importados, pileta bautismal en mármol, candelabros con espejo refractivos, y otros bienes por inventariar.
Lamentablemente, la declaratoria como patrimonio nacional llegó luego de intervenciones inadecuadas, la más grave en 1981 cuando se eliminó la doble altura en el altar, el campanario, el coro, el vitral, el cielo de tablas pintadas, entre otros elementos que se mantienen vivos en la memoria de la comunidad local y en documentos históricos, fotografías y restos que han sido recuperados durante la investigación.
La restauración debe tener en cuenta los valores presentes en el bien, los bienes muebles, sus significados y la memoria histórica del sitio, así como nuevos valores que la misma restauración pueda potenciar. En una primera etapa, la incertidumbre por el estado estructural del templo, bajo un grueso repello de concreto colocado en la década del 60, motivó la donación de los planos y la inspección, y logró conseguir presupuesto del Ministerio de Cultura y Juventud. Esa intervención generó conocimiento importante que ha sido documentado: la constatación de dos etapas constructivas y vestigios de pintura mural en paredes que genera nuevos temas de investigación.
La restauración se concibe como un proceso continuo que no finaliza con la intervención de la edificación. La sensibilización y capacitación formaron parte del proceso investigativo y continuan hasta el presente; con el primero, se recaban y difunden los valores culturales involucrando a la población y con el segundo se recuperan oficios tradicionales y se transmite la forma correcta de conservarlos.
Se determinó la necesidad de incrementar los valores culturales del templo, restituyendo los elementos perdidos y dotándolo de nuevos espacios para el disfrute de la comunidad como un museo vivo.
La investigación y difusión sobre la estabilidad y valores de la arquitectura de tierra, incentivará el reconocimiento necesario para establecer una normativa que permita la construcción con tierra en Costa Rica.
Lamentablemente, la declaratoria como patrimonio nacional llegó luego de intervenciones inadecuadas, la más grave en 1981 cuando se eliminó la doble altura en el altar, el campanario, el coro, el vitral, el cielo de tablas pintadas, entre otros elementos que se mantienen vivos en la memoria de la comunidad local y en documentos históricos, fotografías y restos que han sido recuperados durante la investigación.
La restauración debe tener en cuenta los valores presentes en el bien, los bienes muebles, sus significados y la memoria histórica del sitio, así como nuevos valores que la misma restauración pueda potenciar. En una primera etapa, la incertidumbre por el estado estructural del templo, bajo un grueso repello de concreto colocado en la década del 60, motivó la donación de los planos y la inspección, y logró conseguir presupuesto del Ministerio de Cultura y Juventud. Esa intervención generó conocimiento importante que ha sido documentado: la constatación de dos etapas constructivas y vestigios de pintura mural en paredes que genera nuevos temas de investigación.
La restauración se concibe como un proceso continuo que no finaliza con la intervención de la edificación. La sensibilización y capacitación formaron parte del proceso investigativo y continuan hasta el presente; con el primero, se recaban y difunden los valores culturales involucrando a la población y con el segundo se recuperan oficios tradicionales y se transmite la forma correcta de conservarlos.
Se determinó la necesidad de incrementar los valores culturales del templo, restituyendo los elementos perdidos y dotándolo de nuevos espacios para el disfrute de la comunidad como un museo vivo.
La investigación y difusión sobre la estabilidad y valores de la arquitectura de tierra, incentivará el reconocimiento necesario para establecer una normativa que permita la construcción con tierra en Costa Rica.