MUSEO DEL AGUA Y DEL PAISAJE
GUATEMALA
Arq. Osmín Isidro de la Maza
GUATEMALA
Arq. Osmín Isidro de la Maza
NOMBRE DEL PROFESIONAL: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO ARQUITECTÓNICO: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO TOPOGRÁFICO: Ing. Juan Pablo Palacios
DISEÑO ELÉCTRICO: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO ESTRUCTURAL: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO MECÁNICO: Arq. Osmín Isidro de la Maza
EMPRESA CONSTRUCTORA: Grupo de la Maza
ÁREA CONSTRUCCIÓN: 3,260m2
UBICACIÓN PROYECTO: La Antigua Guatemala, Guatemala
DISEÑO ARQUITECTÓNICO: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO TOPOGRÁFICO: Ing. Juan Pablo Palacios
DISEÑO ELÉCTRICO: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO ESTRUCTURAL: Arq. Osmín Isidro de la Maza
DISEÑO MECÁNICO: Arq. Osmín Isidro de la Maza
EMPRESA CONSTRUCTORA: Grupo de la Maza
ÁREA CONSTRUCCIÓN: 3,260m2
UBICACIÓN PROYECTO: La Antigua Guatemala, Guatemala
Hacia 1563 se fundó la Orden de la Inmaculada Concepción en la que otrora fuera la capital del Reino de Guatemala, y poco a poco fue creciendo desde la llegada de las primeras religiosas desde la Ciudad de México, ya para 1620 el templo y convento estaban totalmente construidos, siendo característico de éstos el estar constituidos por muchísimos apartamentos o casas interiores (incluso con espacios de servidumbre particular) y no claustros formados por celdas alrededor de un gran patio, como en las demás órdenes religiosas, cuyas integrantes no eran tan adineradas o simplemente no se les permitía tal comodidad. Esto condujo al desarrollo de una peculiar planta arquitectónica, incluso con calles internas que comunicaban la pequeña ciudadela atravesando ricos patios y jardines interiores.
Hace algunos años, en una porción de lo que fue el convento se pretendía hacer una vivienda particular en un terreno próximo al río Pensativo, sin pensar que se descubrirían importantes vestigios de una de las partes más bellas de la edificación colonial oculta bajo cientos de metros cúbicos de material depositado durante siglos por las crecidas del río. Luego de años de investigación arqueológica y de consolidación de las ruinas se decidió aportar a la oferta cultural de la ciudad proyectando lo que será el Museo del Agua y del Paisaje.
El lugar resultó ser el ejemplo perfecto para ilustrar y mostrar por medio de recorridos guiados cómo se proveía agua a los habitantes, cómo la distribuían y cómo la utilizaban en la época colonial, dada la gran cantidad de elementos que ahí se encuentran, tales como: cajas de captación, cisternas, canales, atarjeas (ductos), torres para impulsar el agua por gravedad, retretes, pilas, bañeras, cocinas, y al menos una veintena de fuentes y búcaros en lo que serían
patios, huertas y jardines.
Pero lo más interesante y novedoso del proyecto es la parte paisajística, pues toda la vegetación incorporada en el proyecto no es utilizada únicamente con fines ornamentales o ambientales, sino museológicos, dando como resultado un lugar donde paisajismo e historia se funden con un solo propósito: contar la historia y cultura de La Antigua Guatemala por medio de las plantas.
Para empezar el recorrido museográfico se realiza en espiral concéntrica así: el ingreso al lado de los canales coloniales, muros de buganvilias (bougainvillea glabra spectabili) y árboles ornamentales muy característicos de la zona como la jacaranda morada (mimosifolia), el matilisguate rosado (tabebuia rosae), o el timboque amarillo (tecoma stans), muestran la colorida riqueza pluricultural de la actual Antigua, con sus alfombras flores y aserrín en la Semana Santa o sus textiles. Al final, como tope visual, enmarcado en follajes verdes encontraremos el esquisúchil de flor blanca (bourreira huanita) como un tributo al Hermano Pedro, ya que se le asocia íntimamente al primer Santo de Centroamérica y fundador de la Orden Betlemita cuando fue jardinero y sacristán de El Calvario entre 1654 y 1658.
Cruzando a la derecha nos encontramos con un encantador patio con rosales de variados colores, pues no podían faltar, ya que a La Antigua Guatemala se le conoce desde inicios del siglo XX como “la ciudad de las perpetuas rosas”.
Más adelante, nos adentramos en el siglo XIX, apareciendo los cafetales que hicieron resurgir la economía de la zona y las gravileas (grevillea robusta) que fueron incorporadas al paisaje antigüeño para dar sombra a las plantaciones de café. Antes de entrar al área de exhibiciones nos encontramos en una especie de foyer exterior a la sombra de dos grandes árboles de aguacate (persea americana) Hass de raza guatemalteca y que, además de marcar una importante época donde se inician las restauraciones en la ciudad, de la mano del botánico y agrónomo norteamericano Wilson Popenoe (fundador de la Universidad Zamorano) el fruto de estos árboles es distintivo de la dieta de los antigüeños, al punto de llamárseles “panza verde”.
De nuevo cruzando a la derecha entrando a través de un arco mixtilíneo para descubrir un precioso patio rectangular con una fuente en cada uno de sus vértices; la rehabilitación de este espacio fue concebida tratando de evocar el carácter espiritual y de silencio que debió tener, por lo que habrán aquí solamente plantas ornamentales y aromáticas de flor blanca, con jazmines (jasminum spp) enredados en las pérgolas contemporáneas sobre los corredores, azaleas (rhododendron simsii), gardenias (jasminoide) y otras en las jardineras alrededor del espacio.
Por la diestra, al final del corredor, llegaremos a un pequeño patio con jardineras mixtilíneas donde, luego de haber sacado muestras de la tierra que ahí se encontraba, se pondrán especias utilizadas en la cocina de época colonial y, siguiendo con el tema gastronómico, plantaremos un naranjo (citrus) como un cítrico típico de los conventos de distintas órdenes religiosas, posiblemente traído a estas tierras desde Andalucía.
Continuando con la época colonial, hemos planteado dejar una gran zona con suelo cubierto de grava para conservar de mejor manera los vestigios arqueológicos y para incorporar un jardín seco con tunas y/o nopales (opuntia ficus-indica o cochenillifera), recordando el auge que tuvo el cultivo de la cochinilla para la producción de grana, traído de México y que cubrió los cerros aledaños a La Antigua, recordemos que el cinturón verde con que hoy cuenta la ciudad no existía ya en el siglo XVIII debido a la tala para el consumo de leña y construcción de la ciudad, siendo hoy en día un bosque joven al que, lastimosamente, se le han incorporado especies muy ajenas como el eucalipto (eucaliptus globulus). Se complementa este lugar con una importante cantidad de trepadoras de nazareno morado (petrea volúbilis), comúnmente usado en las casas del lugar y otras plantas que por espacio obviaremos en esta breve memoria.
Siguiendo la huella de donde alguna vez se levantaron los paramentos originales, todos los muros y cerramientos nuevos se realizan por medio de setos o se cubren con plantas trepadoras para conformar los espacios y cumplir así con el programa arquitectónico que incluye: tres salones de exposiciones para albergar exhibiciones de orquídeas, sobre paisajismo, botánica, etc, un aula para talleres o conferencias, un salón de usos múltiples, una cafetería o “casa del té” abierta hacia los jardines donde servirán platillos vegetarianos basados en el aguacate, un aula al aire libre, una tienda de libros especializados en paisaje, sostenibilidad y medio ambiente y por supuesto el área de administración y áreas de servicio. Los salones de exposiciones estarán pintados de color verde (aguacate), café, corinto (por la grana) y azul (por el añil), todos evocando las plantas y épocas que le dieron vida económica a la ciudad.
Los espacios poseen acceso independiente para que una actividad no interrumpa otra y se conectan por medio de caminamientos elevados del suelo salvando vestigios y obstáculos por accesibilidad motivos de conservación y accesibilidad universal.
Será este proyecto el lugar ideal para resaltar el rico patrimonio natural del país “de la eterna primavera”: Guatemala, por medio del paisajismo.
Hace algunos años, en una porción de lo que fue el convento se pretendía hacer una vivienda particular en un terreno próximo al río Pensativo, sin pensar que se descubrirían importantes vestigios de una de las partes más bellas de la edificación colonial oculta bajo cientos de metros cúbicos de material depositado durante siglos por las crecidas del río. Luego de años de investigación arqueológica y de consolidación de las ruinas se decidió aportar a la oferta cultural de la ciudad proyectando lo que será el Museo del Agua y del Paisaje.
El lugar resultó ser el ejemplo perfecto para ilustrar y mostrar por medio de recorridos guiados cómo se proveía agua a los habitantes, cómo la distribuían y cómo la utilizaban en la época colonial, dada la gran cantidad de elementos que ahí se encuentran, tales como: cajas de captación, cisternas, canales, atarjeas (ductos), torres para impulsar el agua por gravedad, retretes, pilas, bañeras, cocinas, y al menos una veintena de fuentes y búcaros en lo que serían
patios, huertas y jardines.
Pero lo más interesante y novedoso del proyecto es la parte paisajística, pues toda la vegetación incorporada en el proyecto no es utilizada únicamente con fines ornamentales o ambientales, sino museológicos, dando como resultado un lugar donde paisajismo e historia se funden con un solo propósito: contar la historia y cultura de La Antigua Guatemala por medio de las plantas.
Para empezar el recorrido museográfico se realiza en espiral concéntrica así: el ingreso al lado de los canales coloniales, muros de buganvilias (bougainvillea glabra spectabili) y árboles ornamentales muy característicos de la zona como la jacaranda morada (mimosifolia), el matilisguate rosado (tabebuia rosae), o el timboque amarillo (tecoma stans), muestran la colorida riqueza pluricultural de la actual Antigua, con sus alfombras flores y aserrín en la Semana Santa o sus textiles. Al final, como tope visual, enmarcado en follajes verdes encontraremos el esquisúchil de flor blanca (bourreira huanita) como un tributo al Hermano Pedro, ya que se le asocia íntimamente al primer Santo de Centroamérica y fundador de la Orden Betlemita cuando fue jardinero y sacristán de El Calvario entre 1654 y 1658.
Cruzando a la derecha nos encontramos con un encantador patio con rosales de variados colores, pues no podían faltar, ya que a La Antigua Guatemala se le conoce desde inicios del siglo XX como “la ciudad de las perpetuas rosas”.
Más adelante, nos adentramos en el siglo XIX, apareciendo los cafetales que hicieron resurgir la economía de la zona y las gravileas (grevillea robusta) que fueron incorporadas al paisaje antigüeño para dar sombra a las plantaciones de café. Antes de entrar al área de exhibiciones nos encontramos en una especie de foyer exterior a la sombra de dos grandes árboles de aguacate (persea americana) Hass de raza guatemalteca y que, además de marcar una importante época donde se inician las restauraciones en la ciudad, de la mano del botánico y agrónomo norteamericano Wilson Popenoe (fundador de la Universidad Zamorano) el fruto de estos árboles es distintivo de la dieta de los antigüeños, al punto de llamárseles “panza verde”.
De nuevo cruzando a la derecha entrando a través de un arco mixtilíneo para descubrir un precioso patio rectangular con una fuente en cada uno de sus vértices; la rehabilitación de este espacio fue concebida tratando de evocar el carácter espiritual y de silencio que debió tener, por lo que habrán aquí solamente plantas ornamentales y aromáticas de flor blanca, con jazmines (jasminum spp) enredados en las pérgolas contemporáneas sobre los corredores, azaleas (rhododendron simsii), gardenias (jasminoide) y otras en las jardineras alrededor del espacio.
Por la diestra, al final del corredor, llegaremos a un pequeño patio con jardineras mixtilíneas donde, luego de haber sacado muestras de la tierra que ahí se encontraba, se pondrán especias utilizadas en la cocina de época colonial y, siguiendo con el tema gastronómico, plantaremos un naranjo (citrus) como un cítrico típico de los conventos de distintas órdenes religiosas, posiblemente traído a estas tierras desde Andalucía.
Continuando con la época colonial, hemos planteado dejar una gran zona con suelo cubierto de grava para conservar de mejor manera los vestigios arqueológicos y para incorporar un jardín seco con tunas y/o nopales (opuntia ficus-indica o cochenillifera), recordando el auge que tuvo el cultivo de la cochinilla para la producción de grana, traído de México y que cubrió los cerros aledaños a La Antigua, recordemos que el cinturón verde con que hoy cuenta la ciudad no existía ya en el siglo XVIII debido a la tala para el consumo de leña y construcción de la ciudad, siendo hoy en día un bosque joven al que, lastimosamente, se le han incorporado especies muy ajenas como el eucalipto (eucaliptus globulus). Se complementa este lugar con una importante cantidad de trepadoras de nazareno morado (petrea volúbilis), comúnmente usado en las casas del lugar y otras plantas que por espacio obviaremos en esta breve memoria.
Siguiendo la huella de donde alguna vez se levantaron los paramentos originales, todos los muros y cerramientos nuevos se realizan por medio de setos o se cubren con plantas trepadoras para conformar los espacios y cumplir así con el programa arquitectónico que incluye: tres salones de exposiciones para albergar exhibiciones de orquídeas, sobre paisajismo, botánica, etc, un aula para talleres o conferencias, un salón de usos múltiples, una cafetería o “casa del té” abierta hacia los jardines donde servirán platillos vegetarianos basados en el aguacate, un aula al aire libre, una tienda de libros especializados en paisaje, sostenibilidad y medio ambiente y por supuesto el área de administración y áreas de servicio. Los salones de exposiciones estarán pintados de color verde (aguacate), café, corinto (por la grana) y azul (por el añil), todos evocando las plantas y épocas que le dieron vida económica a la ciudad.
Los espacios poseen acceso independiente para que una actividad no interrumpa otra y se conectan por medio de caminamientos elevados del suelo salvando vestigios y obstáculos por accesibilidad motivos de conservación y accesibilidad universal.
Será este proyecto el lugar ideal para resaltar el rico patrimonio natural del país “de la eterna primavera”: Guatemala, por medio del paisajismo.