SAVIA
COSTA RICA
Arq. José Manuel Pizarro - Arq. Mariela Medina Montero
COSTA RICA
Arq. José Manuel Pizarro - Arq. Mariela Medina Montero
NOMBRE DEL PROFESIONAL: Arq. José Manuel Pizarro - Arq. Mariela Medina Montero
DISEÑO ARQUITECTÓNICO: Arq. Alberto Negrini Vargas Msc.
DISEÑO ELÉCTRICO: Ing. Oscar Pauly Calvo.
EMPRESA CONSTRUCTORA: Paisajismo y Senderos: Felipe Negrini Sanjuan / Recepción: Rudy Calderón
ÁREA CONSTRUCCIÓN: 800 m2
UBICACIÓN PROYECTO: Monteverde, Puntarenas, Puntarenas, Costa Rica
DISEÑO ARQUITECTÓNICO: Arq. Alberto Negrini Vargas Msc.
DISEÑO ELÉCTRICO: Ing. Oscar Pauly Calvo.
EMPRESA CONSTRUCTORA: Paisajismo y Senderos: Felipe Negrini Sanjuan / Recepción: Rudy Calderón
ÁREA CONSTRUCCIÓN: 800 m2
UBICACIÓN PROYECTO: Monteverde, Puntarenas, Puntarenas, Costa Rica
Savia es un proyecto que nace desde la necesidad de diseñar la experiencia, de diseñar la sensorialidad del contacto con el bosque, con la neblina, con los olores, las sombras y los claroscuros, con el sabor del viento, con el tacto de la humedad. Buscar recorridos y sensorialidades para entender el bosque a través de los sentidos, uno a uno y todos juntos en una experiencia holística.
Para esto se hizo necesario tocar los troncos de los higuerones, descubrir los arbolitos de Ocotea monteverdensis en el conjunto, escuchar el sonido del pájaro campana, recorrer el bosque con plena conciencia; las vistas deben ser serenas y de pronto, en la curva del sendero, el descubrimiento, al instante el punto focal de color ente la infinidad de verdes, más allá el sabor de una planta o el olor de algún fruto lejano.
El diseño planteó un sendero como excusa para el recorrido de descubrimientos intelectuales y sensoriales, el mismo parte de un edificio de madera y transparencias, integrado al bosque, transmite paz y tranquilidad. El deambular permite pasar de una experiencia a otra, tocar, oler, degustar, ver; sentir los musgos o cortezas, ver un insecto o un ave, tal vez el quetzal. Se juega con los sentidos y el sentido de orientación, se juega con el tacto, con la humedad y el claro.
Una plataforma en un alto higuerón permite entender al árbol y al bosque, ver el atardecer o escuchar las aves en otro nivel; otras partes permiten entender la noche o la lluvia, para cada experiencia existe un sitio en específico a su vez que el todo lo permite también.
La arquitectura del paisaje diseñando la experiencia sensorial.
El concepto y el diseño fue elaborado con la participación de sus propietarios Andrés Valverde y Soledad Belmar. Consta de 1230 metros lineales de senderos, la mayor parte a suelo, algunos pequeños tramos serán elevados; estos senderos plantean un recorrido a través del cual el visitante irá encontrando una serie de actividades interpretativas, lúdicas y sensoriales para conocer el bosque y la naturaleza del lugar. El recorrido se inicia en un pequeño edificio de recepción donde se prepara al visitante, incluye además jardines sensoriales (Desarrollo: Felipe Negrini S.), una plataforma en un árbol (diseño y construcción: Arq. José Manuel Pizarro) desde el cual se aprecia el Golfo de Nicoya y el atardecer, así como las vistas al dosel del bosque inmediato.
Para esto se hizo necesario tocar los troncos de los higuerones, descubrir los arbolitos de Ocotea monteverdensis en el conjunto, escuchar el sonido del pájaro campana, recorrer el bosque con plena conciencia; las vistas deben ser serenas y de pronto, en la curva del sendero, el descubrimiento, al instante el punto focal de color ente la infinidad de verdes, más allá el sabor de una planta o el olor de algún fruto lejano.
El diseño planteó un sendero como excusa para el recorrido de descubrimientos intelectuales y sensoriales, el mismo parte de un edificio de madera y transparencias, integrado al bosque, transmite paz y tranquilidad. El deambular permite pasar de una experiencia a otra, tocar, oler, degustar, ver; sentir los musgos o cortezas, ver un insecto o un ave, tal vez el quetzal. Se juega con los sentidos y el sentido de orientación, se juega con el tacto, con la humedad y el claro.
Una plataforma en un alto higuerón permite entender al árbol y al bosque, ver el atardecer o escuchar las aves en otro nivel; otras partes permiten entender la noche o la lluvia, para cada experiencia existe un sitio en específico a su vez que el todo lo permite también.
La arquitectura del paisaje diseñando la experiencia sensorial.
El concepto y el diseño fue elaborado con la participación de sus propietarios Andrés Valverde y Soledad Belmar. Consta de 1230 metros lineales de senderos, la mayor parte a suelo, algunos pequeños tramos serán elevados; estos senderos plantean un recorrido a través del cual el visitante irá encontrando una serie de actividades interpretativas, lúdicas y sensoriales para conocer el bosque y la naturaleza del lugar. El recorrido se inicia en un pequeño edificio de recepción donde se prepara al visitante, incluye además jardines sensoriales (Desarrollo: Felipe Negrini S.), una plataforma en un árbol (diseño y construcción: Arq. José Manuel Pizarro) desde el cual se aprecia el Golfo de Nicoya y el atardecer, así como las vistas al dosel del bosque inmediato.