Descripción del proyecto“Como nos vemos a nosotros mismos, es como vemos el Universo” Michael Paul
Lumbre y Limo consiste en un abordaje del ser de la persona que habita este espacio y el espacio a su vez que intenta volverse un reflejo de la misma. Es traducir una filosofía de vida… a un hábitat que me comprenda y me ayude a crecer como persona, desarrollando y ampliando nuevas percepciones, tanto hacia la introspección como la extrospección. Se torna vital realizar un abordaje desde el marco de visión de mundo de la persona. El Feng Shui, el balance del Ying y el Yang y la comprensión dinámica de los 5 elementos naturales; estos se vuelven los principales catalizadores para generar un dialogo entre el sujeto y el objeto. La creación de este puente vivo entre la persona (su construcción filosófica/espiritual) y el objeto arquitectónico que se emplazará en el lugar, se vuelve profundo y existencial cuando están creados uno a medida y reflejo del otro. El adentro y el afuera se encuentran y retroalimentan cuando el espacio, a través de su conceptualización, estructuración y materialidad, dan respuesta a las actividades y aspiraciones que el sujeto tiene en este. |
Lumbre y Limo son fuego y tierra. Fuego según el sentir de su personalidad y tierra por la fecha en que llegó a este mundo. Estos dos elementos se tornan jerárquicos en la composición. Sus relaciones dan cabida a un microcosmos de materiales, formas y símbolos que pretenden tocar a través de esta filosofía milenaria, al ser.
El Feng Shui afirma que existen tres distintos ciclos que suceden simultáneamente en la naturaleza. El ciclo generativo, el de control y el destructivo. En el ciclo generativo la madera alimenta al fuego y este crea tierra, siendo el primero el material que genera mayor afinidad por el espacio y la tierra que se refleja por medio de muros solidos que acompañan la composición. En el ciclo de control sucede la relación inversa. La tierra controla al fuego, generando balance y el fuego a su vez consume la madera, generando apropiación. En el destructivo se evade el agua que daña directamente al fuego. El fuego es acompañado de formas cónicas, triangulares y ángulos puntiagudos, por el color rojo, amarillo y anaranjado. La tierra se simboliza a través de formas rectangulares, cuadradas y compactas, por colores térreos, ocres y materiales como el ladrillo, el adobe y la piedra… Estas, junto con otras antagonías buscan el balance espacio/personal en un microcosmos diverso, complejo, simbiótico y natural. |
