Descripción del proyectoFebrero
El paisaje refleja dorados y rojizos oscuros; con ráfagas de viento soplando tierra al mar. Octubre El paisaje crece en verdes vivos. La tierra y sus piedras brillan por agua de lluvia; El color plata de las nubes cubre y descubre el cielo. Estos momentos y sus intermedios emana el paisaje en Playa Negra Guanacaste. Un paisaje al cual con los clientes, decidimos observar y con él, interactuar. Este paisaje es el “otro”. Como metáfora , esa zona residiendo subconsciente; lecho para la mayoría de toda información y mayoría de la creación. “actuar en el Tercer Paisaje es ir con, no en contra a la naturaleza, conformando, observando e interviniendo lo menos posible. Eludiendo regulaciones y manteniéndose indiferente. Evitando el supuesto de querer crear modelos. El juego en dejar las cosas como son (y mientras evolucionan) no deja, sin lugar a duda, evitar decisión. La acción esta ahí y es tradicional, sabia, llamando las habilidades de observación, clasificación y deducción en juego” Gilles Clément Los clientes me invitaron a observar su propiedad por 5 años antes de iniciar diseño. Alimentados de un espíritu casi infantil, aproximábamos el terreno con sentido de descubrimiento. “...de aquí a aquí podría existir un puente que nos lleva a las montañas...” exaltó el cliente entre barro y ramas, luego de un silencio, miró a su esposa y posible arquitecto preguntando: ¿verdad? Suspender el conocimiento y entregarse a sentir puede ser evaluado como acto de irresponsabilidad. ¿Pero que esencia encontramos en lo que sabemos? De manera que con los clientes así dimos inicio al diseño, aceptamos la incertidumbre mientras ejercitábamos nuestra intuición y capacidad de observación. |
Fluir con el paisaje. La totalidad del “tercer paisaje” al que se refiere Gilles Clément, ¿no es esta suficiente dirección en aproximación a alguna verdad?
En el tiempo que tuvimos para el diseño desmenuzamos ideas de clima, historia, longevidad, hibernación, cultura, arquitectura, ventilación, luz, astrología, olas, mar, naturaleza, agricultura y horticultura. También visitamos casas cercanas, construidas hace muchos años por gente de la zona, que tenían comunes características: En alianza con la sencillez, sin vidrio, adecuada ventilación cruzada, techos grandes y desplegados de sus paredes, muros de piedra formando y definiendo el terreno, claros-‐oscuros entre sus espacios, buenas relaciones entre interior y exterior. Todas estas pistas fueron capturadas en la consciencia y sentidos de los clientes quienes se aventuraron a suspender cosas que creían saber y yo con ellos, nos entregamos al lugar. Durante la definición de la casa, abandonamos ismos e ideologías y nos prescribimos al lugar, en crear una lectura o narrativa alimentada del mismo. Una narrativa del lugar, realizada en nuestra época actual; con esta pareja, recién hechos padres de familia, que tienen específicas apreciaciones al agua, la claridad, la precisión, lo sobrio y la tranquilidad; apuntamos a una casa familiar al cuerpo, pero nueva a nuestros ojos. Al final, el puente se hizo verdad y la arquitectura buscó un sentido de honestidad; Con el lugar, los materiales, nuestro tiempo, los miembros del equipo, todo aquello que se dejó sentir. Se realizó un esfuerzo por decidir en sentido a leyes naturales o de la naturaleza, con aspiración a entrar en resonancia con el paisaje. Una arquitectura naciendo en y con ese lugar, en su tiempo. Los clientes ahora usan la casa dos meses al año y con ella ven la lluvia, el horizonte, las montañas, el viento sobre las hojas, la luz reflejada sobre los materiales y sus huellas en cada trazo. |